jueves, 24 de marzo de 2011

Cuando me haces tu mujer...



Ven, acércate abrázame, deja que mis labios se plasmen en los tuyos

acaríciame y resbala tus deseos por mi piel, envuelve mi cuerpo sutilmente

y explora mi flor oculta, liba la esencia que brota por ti…





Ven hazme el amor, penetra y ámame, despedaza tu cuerpo dentro de mi ser,

ansias que en mí habitan, que desbocan y hacen estremecer mis sentidos

deleitando los aromas que emergen del placer, los gemidos que nos hacen renacer,

culminando el deseo, saboreando en mi boca el néctar que derramas...

Cuando me haces tu mujer.






miércoles, 16 de marzo de 2011

A veces...


A veces, sólo a veces,

quisiera verte en soledad oscura,

retorciendo tus miembros en el lecho,

y el deseo mordiéndote la nuca

adosado a tu espalda,

mientras sus brazos múltiples te anudan.




En el silencio negro de la noche,

cuando ausencia y libido se acentúan,

galopando leones por tus muslos,

quiero que se aparezca mi figura

sobre la pleamar de tus recuerdos,

y te admitas, con un poco de culpa:

'Cuánto le amé, cuánto me amó, y no obstante,

dejé de amarle'.




Sobre las burbujas

de tus senos redondos, satinados,

un tropel de caricias se aventuran,

de manos invisibles, tan lejanas,

haciéndose preguntas

que no supiste responder entonces,

que hoy todavía flotan en la bruma.


 

Quiero que ese momento, casi mío,

dure sólo un instante. Si la lluvia

repica en los cristales con mis dedos,

o te alerta el relámpago, o la luna

se filtra en tus visillos,

dame ese breve soplo, miniatura

de lo que antes tuvimos,

cuando ambos, arriesgados o a la escucha,

ni restringíamos palabras densas,

ni refrenábamos lasciva furia;

la vida era una gama de colores,

de la sensualidad a la ternura.




 

Dame ese instante; ¡Vas a tener tantos!

que nadie notará pausa tan súbita,

un verso en el poema,

un compás musical en la obertura,

una alondra de paso,

una gota de lluvia.



Y esboza una sonrisa,

aunque tal vez no me lo digas nunca.