miércoles, 25 de noviembre de 2009

Juegos en el tren

Se acercaba el puente de Mayo y buscábamos un lugar donde poder pasar esos días juntos, fuera del mundanal ruido.

Aunque los dos somos gente de mar, esta vez queríamos algo diferente, tal vez una cabaña en el monte, teníamos a nuestro alcance varias ofertas.

Después de mucho mirar y valorar detenidamente del tiempo que disponíamos, nos decidimos por el Turismo Rural.

Un maravilloso Hotel al pie de un hermoso lago, con cabañas independientes, grandes zonas verdes, donde poder disfrutar de las más variadas ofertas, tenis, montar a caballo (una de mis debilidades), hacer yoga o Thai Chi, un Spa digno de la mismísima Cleopatra, con masajes, sauna, etc., un sin fin de propuestas para el deleite de los sentidos.






A las 9 de la mañana aterrizaba mi avión en el Aeropuerto de Madrid, donde estarías tú esperándome para tomar el tren que nos llevaría hasta ese bello lugar.





Encontrarme con tu carita sonriente, y esos ojitos haciendo chispitas, es algo único, y como siempre nos fundimos en un largo y maravilloso beso, donde sin decir nada, nos hacemos saber lo que nos echamos de menos y deseamos.






El viaje hasta ese bello lugar nos llevaría unas horas largas en el tren, así que decidimos pasarlo lo mejor posible, charlando.





Mientras te escucho y observo tus labios moverse, vienen a mi memoria noches de interminable pasión, y no puedo evitar el excitarme pensándote, teniéndote tan cerca de mí, embriagándome de tu aroma, deleitándome con tus comentarios sobre todo el paisaje que vamos viendo al paso del tren, tu brazo por encima de mis hombros tomándome de la mano, que acaricias suavemente mientras con la otra señalas afuera y vuelves tu cara para mirarme a los ojos y ver que estoy atenta a todo lo que me dices, y no puedo evitar sonreírte pícaramente, y ver cómo te callas y con carita de: Yo pienso lo mismo, cariño, para terminar los dos riéndonos y besándonos acaloradamente sabiendo que antes de llegar al destino daríamos rienda suelta a nuestros deseos.



El tren iba realmente vacio apenas 10 personas en todo el vagón, y esperábamos que se fuesen bajando antes de llegar a nuestro destino.



Desde donde estábamos sentados disponíamos de la intimidad de poder acariciarnos, sin ser vistos.




Empecé a acariciarte por encima de tu pantalón, mientras nos seguíamos besando, podía ver cómo había crecido tu pene por el bulto que marcaba.



Bajaste tus manos por mi cintura hasta llegar a mis muslos, apartándolos para ir acariciando suavemente por su interior, llegando con tu mano a mis braguitas, que ya estaban muy húmedas por la excitación, y empezaste acariciarlo por encima de ellas haciéndome gemir, pusiste tu mano sobre mi boca, podían oírnos, y susurrándome al oído, me dijiste, shisss cielo, despacio solo jugar, ya nos quedaremos solos y podremos terminar.





Un dedo lo deslizaste dentro de mi boca, que chupaba con ansia, imaginándome que era tu pene, mirándote a los ojos excitada dándote a entender mis pensamientos, te mordías el labio, metiste un dedo en mis braguitas y empezaste acariciar mi clítoris, haciendo pequeños círculos, haciendo que se estremeciera todo mi cuerpo, ahora eran dos dedos los que acariciaban todo mi sexo, por entero, haciendo que mi excitación subiera mas y mas, con tu otra mano en mi boca, para acallar mis gemidos.



El aviso de que llegábamos a una próxima parada, hizo que interrumpiéramos por unos momentos, pendientes de los pasajeros que se bajaran en ella, y al reanudar la marcha solo quedaban 4 pasajeros, los cuales quedaban al final del vagón, cosa que nos daría más intimidad, para nuestros juegos.








Ahora me tocaba a mí, estaba muy excitada, por tus juegos y me apetecía poder comerme tu pene por entero, así que te desabroche el pantalón y te pedí que los bajaras junto con tu slip, me mirabas con cara de, nos pillan seguro, solo mirarte, sonriéndote y decirte que no con mi cabecita, te bese ardientemente, como si quisiera ahogarte con mi lengua, haciendo que nuestros deseos aumentaran.




Me agache delante de tus piernas abiertas y empecé a jugar con mi lengua en tu pene solo la punta, suave haciendo circulitos alrededor de tu glande, veía como cerrabas tus ojos y te abandonabas a mí, metérmela entera en la boca, y chuparla por entero, mientras mis manos acariciaban tus testículos, estabas muy excitado, tus manos acariciaban mi pelo, lo apartabas de mi cara para poder mirarme, mirarnos a los ojos como siempre, decirnos sin hablar, las sensaciones que sentíamos.






De nuevo sonaba el aviso de otra parada del tren, con tranquilidad volví a mi sitio, esperando ver los pasajeros que se bajarían esta vez, y tras esa espera, solo 2 pasajeros quedaban y colocados de espaldas a donde estábamos, con lo cual, te miré y sonreí picaronamente mordiéndome los labios.




Con el tren de nuevo en marcha, volvimos a nuestras caricias, ya más ardientes, más calientes, tus manos devoraban todo mi cuerpo, me desabrochaste los botones de la blusa, para dejar mis pechos a la vista, bajaste mi sujetador, y empezaste a mordisquear mis pezones que estaban duros por la excitación, mientras subías mi minifalda y bajabas mis braguitas, me levantes de mi asiento para sentarme encima de ti que seguías aun con los pantalones bajados, separando mis labios con tus dedos, acariciándolo y jugando con mi clítoris, pusiste la punta de tu pene en mi rosita entró suavemente, jugando a entrar y salir, haciendo que nuestra excitación subiera aun mas, así estuviste un rato, ya no podía mas, la quería sentir por entero dentro de mí, y así te lo dije, y agarrándome por la cintura, empezaste a empujar, suave, lento, entrando para volver a salir y volver a entrar repetidas veces, notando cómo la forma de tu glande iba abriéndose camino en mi mojada rosita.







Cuando empujaste hasta el fondo para penetrar totalmente mi resbaladiza rosita, tuve que ahogar mis gemidos de placer para no ser descubiertos, estábamos muy excitados por los juegos y el propio morbo de la situación de poder ser descubiertos, tus embestidas eran cada vez más fuertes, más rápidas, tu pene lo sentía hinchado, a punto de estallar, cielo ya no aguanto más, a lo que te respondí, ni yo bebote, y entre el propio movimiento del tren, nuestras embestidas llegamos juntos a un maravilloso orgasmo, tus brazos alrededor de mi cintura, tus manos en mis pechos que acariciabas con ansias, me apretabas a ti, tu boca en mi cuello, mordiéndome, y buscando mis labios, fundiéndonos en un largo, y apasionado beso.






Una vez más habíamos disfrutado de nuestros cómplices juegos, de nuestra sintonía, en todos los sentidos, y esto solo era el preludio de nuestras hermosas mini vacaciones.





martes, 17 de noviembre de 2009

Una sorpresa especial

Hacía tiempo que tenía en mente darte una sorpresa, con una de tus fantasías que hasta el momento no habíamos realizado.
Un striptease, acompañado de diversos juegos.
Te espere, como siempre en la habitación de nuestro Hotel, al rato de llegar y estar terminando de hacer los preparativos escuche la puerta… y ahí estabas tú, tu cara de sorpresa lo decía todo y por tu sonrisa, supe que te gustaba lo que veías.




Cielo que sorpresa, no te esperaba hasta después del almuerzo, según me dijiste…


Ven, acercarte que quiero darte un beso.


No,… te lo daré yo a ti, pero las manos quietas, hasta que yo no te ordene, solo observa y disfruta.


Yo llevaba puesto un camisón de seda negro, un ceñido corpiño, que marcaba mis pechos, si hay algo de mi cuerpo de lo que estoy orgullosa son de ellos, son bien generosos, pero sin llegar al exceso, naturales, y de momento se conservan firmes, tengo debilidad por mis pechos, y sé que a ti también te gustan, lo sé por el tiempo que pasas degustándolos con pasión y deseo, unas medias negras con su debido ligero, unas brasileñas de encaje y tacones de aguja negros.







Ummm, por mi encantado, lo que tu ordenes mi Dama.


Te lleve hasta el sillón, te senté en el, abrí mis piernas y me puse sobre ti, mientras te besaba suavemente iba desabrochando los primeros botones de la camisa, te acaricie los labios con mi lengua, tus manos corrían hacia mi culo, pero…






La manos quietas ya te dije que solo observes hasta que yo te de permiso.
Me levante, y puse la música,
“ You can leave your hat on” de Joe Cocker


Empecé a bailar, moviendo mis caderas, acariciándome, dejándome llevar por la música, cerré mis ojos y comencé a subir el camisón, solo un poco para que pudieras ver lo que había debajo, mis pechos se movían pausadamente al ritmo de la música, poco a poco fui dejando caer los tirantes del camisón, hasta que cayó al suelo, quedando a tus ojos con el corpiño y brasileñas de encaje transparente, que dejaba al descubierto gran parte de mis encantos.

Me fui hacia ti, me senté encima tuyo besándote suavemente te desabroche los pantalones, y podía notar como tu pene estaba en pleno auge, baje tus slips, podía ver tu humedad, pero aun no era el momento.
Cielo me estas poniendo muy malito, ¿puedo jugar yo también?
No, aun queda, solo observa y disfruta…



Aun sentada sobre ti me desabrocho el corpiño, para dejar mis pechos delante de tus ojos, ummm están ya erectos, los acaricio, meto mis dedos en tu boca, que los chupa con deseo, los paso por mis pezones y te los vuelvo a meter en tu boca, tú en estos momentos estas ya muy excitado, al igual que yo, me levanto y me pongo delante de ti, sigo bailando mientras voy desabrochando el ligero de las medias, lento suave, termino de quitarlo del todo, y empiezo a acariciar mis piernas de abajo arriba, deleitándome,
me acerco a la mesa y tomo una de las copas de vino y la lleno, te la doy, pero no quiero que bebas, cojo el reposapiés del sillón y me subo en el sin dejar de bailar,








lentamente voy bajando una de las medias, pero solo hasta media pierna, te pido que seas tú el que la termine de quitar, y así lo haces, suave lento, acariciando mi piel con las yemas de tus dedos, te pido la copa de vino, quiero que te sientes de nuevo en el sillón,




pongo mi pie en tu sexo y lo acaricio suave lentamente y voy subiendo poco a poco hasta llegar a tu boca, cojo la copa de vino y derramo poco a poco el vino desde mi rodilla, y te pongo mis dedos en la boca, para que bebas, ummm, me excita sentir tu lengua acariciando mis dedos, chupándolos, bebiendo todo el vino que voy derramando, tu estas muy excitado y quieres seguir con las caricias, pero no aun no te toca, pues ahora llega la mejor parte.




Me levanto y me voy al sofá, saco de debajo de un cojín mi juguetito, lo tenía escondido, ver tu cara es toda una delicia, sorpresa y asombro a la misma vez, no pierdes ni un segundo te desnudas por completo y te pones cómodo en el sillón sin dejar de mirarme preparándote para disfrutar de mis juegos.




Me tumbo en el sofá busco la postura mas cómoda, abro mis piernas, tomo mi juguete y lo introduzco por mis braguitas, acariciándome el clítoris, dios que placer, es un movimiento suave pero constante.
Me desprendo de las brasileñas, me miras fijamente, ver como miras con deleite mi sexo depilado, expuesto para ti, hacia que mi excitación aumentara.




Sigo acariciándome con mi juguete mientras no paro de gemir, introduzco mis dedos en mi sexo para chupármelos después, me encanta como sabe mi rosita hace que me excite mas.
Empecé a jadear, con más fuerza, mi cuerpo se estremecía, mis caderas no paraban de moverse, mi cuerpo vibraba, y yo no paraba de gritar y de gemir, era el momento del orgasmo, así pasaron unos minutos.


Cuando abrí mis ojos, ahí estabas tú, con una carita de deseo de querer
ser tu el que ahora me produjeras tanto placer.
Me levante, te extendí mi mano y te acercaste…
Mientras te besaba, me decías…
Me encante ver cómo te corres, en esos momentos eres la mujer más sexy del mundo.
Pero ahora quiero jugar yo también, no seas mala.




Te tumbe en la cama tu miembro estaba muy erecto, grande y poderoso, me senté encima de ti, despacio, acerque tu pene a mi vagina, solo la punta, con ese primer contacto, hizo que emitieras un gemido que me excito aun mas, lentamente tu pene fue entrando, disfrutando de mi calor de la presión que mi sexo hacia en el, seguías gimiendo, arqueando tu espalda, te seguía cabalgando aumentando el ritmo, notaba tu pene en toda su dimensión dentro de mí en cada embestida, no parábamos de gemir, de movernos mas rápido, tus manos devoraban mis pechos, y seguía aumentando el ritmo, no quería parar, cada movimiento, cada embestida hacia que tu pene se hinchara mas y mas, y el placer era único.
Tu excitación estaba llegando al límite, y sabia que tu orgasmo estaba cerca, quería correrme contigo, me dejé llevar aumentando mis movimientos, mis subidas y bajadas, y así en una oleada de gemidos, y gritos explotamos los dos juntos en un orgasmo alucinante.


Me encanta ver tu cara y el brillo de tus ojos cuando te corres.




Bañados en sudor, y exhaustos nos abrazamos, besándonos apasionadamente, una vez mas habíamos disfrutado de nuestro encuentro, nada que decir, solo mirarnos, sonreír, y dejarnos vencer por el somnoliento relax de nuestros cuerpos.





jueves, 5 de noviembre de 2009

La espera


Habíamos planeado pasar el fin de semana juntos,
hacia ya un mes que no nos veíamos,
y aunque yo estaría muy ocupada
en mi despacho hasta el Viernes al mediodía,
disponíamos de la tarde y todo el fin de semana
para poder estar juntos.
Ya que tú llegarías en la mañana decidiste
irte directamente a casa y esperarme,
tenías la intención de preparar un delicioso
almuerzo para dos.






Sobre las 3 de la tarde te llame para decirte que la cosa
se estaba alargando más de lo que esperaba y que aun no
sabía la hora en concreto en que terminaría.


Estaba enfadada pues había organizado
la semana para poder disponer
del tiempo necesario para estar a tu lado,
pero como ya sabes
mi despacho es así de impredecible.


Las horas fueron pasando y aquella interminable reunión
no llegaba a su fin, te imaginaba en casa aburrido.


Eran las 8 de la tarde y yo seguía en el despacho
cuando me llamaste para decirme que te despertara
cuando llegara a casa,
pues entre el viaje y la tarde solo, estabas cansado
y te ibas a la cama.


Cansada salía de la reunión a las 9.30 de la noche,
me moría por verte y estar a tu lado,
pero también te imaginaba dormido y eso hacía que mis
expectativas de una noche apasionada se desvanecieran.


Al llegar a casa todo estaba en penumbras,
solo una lucecita venia de la cocina,
sin hacer ruido me dirigí hacia la puerta y allí estabas
delante del frigorífico,
desnudo con la puerta abierta y bebiendo
del Tetrabrick de leche,
(cosa que sabes que me molesta).


-Esa manía tuya no sé cómo te la voy a quitar.


-Cielo por dios, como me haces esto, menudo susto,
y ves mira lo que me has hecho hacer me he manchado,
(cogiendo un paño para limpiarte).
-Ni se te ocurra, no te atrevas a mover ni un solo dedo.


-Pero nena…
-Shhhh, quieto de eso me encargo yo.






Me acerque a ti mientras me quitaba mi chaqueta
a toda prisa, la camisa, ni me fije en los botones,
te di un largo y caluroso beso, esta excitada,
llevaba toda la tarde pensando en ti
y en nuestro encuentro,
me dispuse a limpiar la leche que tenias en el cuello,
fui bajando por tu pecho, hasta tu abdomen,
parándome en tu ombligo acariciándolo con mi lengua,
seguir bajando e ir limpiando toda la leche
hasta llegar a tu sexo,
estaba hambrienta, hoy no quería juegos ni preámbulos,
solo quería sentirte, te agarre del culo, con desesperación,
tu a estas alturas estabas muy excitado
y tu miembro lucia hermoso
ante mis ojos,
y mi boca deseando atraparlo para acariciarlo,
por unos momentos,
pues solo quería sentirte dentro de mí,
cabalgarte y disfrutarte.





Me incorpore y te susurre al oído...,
- Cielo estoy muy excitada,
no quiero juegos ni preliminares
solo quiero sentirte dentro,
llevo toda la tarde pensando en ti…






Me agarraste por los muslos y me subiste a tu cintura,
me tumbaste en la mesa de la cocina,
subiendo mi falda, con prisas me desabrochas el liguero,
y con tu boca empiezas a quitarme
mis braguitas, sentir tu aliento en mi sexo,
mmm era deliciosa tortura,
pero quería sentirte ya dentro de mí,
quería quitarme la ropa que me quedaba pero…


-No te quites nada mas, así me gusta
Empezaste a acariciar mi sexo, que estaba ya muy húmedo
y caliente, mordiendo mi clítoris, chupando mis labios,
era tal la excitación
que tenia que no tarde en correrme.





Te pusiste de rodillas en la mesa,
y te reclamo que me penetres,
introduces solo la punta de tu pene,
yo desesperada por más pero sigues
jugueteando en los bordes de mi sexo.
Pero no puedo más, así que me incorporo un poco
y con una mano te agarro del cuello
y con la otra tu culo,


-La quiero toda, y te atraigo hasta mí.
Me penetras lentamente, entrando y saliendo muy despacio
mis gemidos se aceleran,
No pares cielo, dame más, quiero sentirte
muy dentro de mí, quiero saciar mi sed.






Cada vez más rápido más fuerte, más profundo,
más intenso, siento como tu pene crece por momentos,
como se resbala por mis humedades,
mmm que placer amor, que rico, sigue mas, mas,
no pares más fuerte,
el placer va en aumento y yo siento que me pierdo que no aguanto
más, tus gemidos me enloquecen y subes mas el ritmo,
entrando y saliendo, con más fuerza,
y mi cuerpo se estremece
y mi espalda se dobla, y tú te estiras,
me agarras las manos,
nuestros dedos se entrelazan,
dos gemidos salvajes se oyen por toda la casa,
y así llegamos los dos a un maravilloso y caliente orgasmo.








Abrazados y riéndonos por nuestro primer
aquí te pillo, aquí te mato,
nos fuimos relajando, esto solo era el comienzo
de nuestro fin de semana.